Vivimos en un mundo lleno de agentes patógenos: virus, bacterias, hongos, y otros.
Aunque es cierto que nuestros cuerpos están equipados para luchar contra estos “invasores”, la vida moderna ha hecho que nos aislemos demasiado del entorno natural, debilitando nuestras defensas.
Cada vez es más común escuchar sobre gripes, resfriados y otras enfermedades que nos atacan con facilidad.
Pero como siempre, en lo natural puedes encontrar excelentes opciones para ayudar a tu cuerpo a reforzar su sistema inmunológico, ¿quieres saber cómo? ¡Aquí te lo platico, acompáñame a leer!
¿Has escuchado sobre los cambios controlados de temperatura?
¿Un mito? Mmmm, te platico…
Estos cambios han sido utilizados por diversas culturas durante milenios. Desde las saunas finlandesas hasta los baños romanos, estas prácticas han sido valoradas por sus beneficios terapéuticos.
Pero, ¿qué ocurre en nuestro cuerpo cuando experimentamos estos cambios de temperatura? ¿Es saludable?
¡Por supuesto!
Al exponernos a temperaturas altas, como en una sauna, nuestro cuerpo comienza a sudar para enfriarse.
Este proceso ayuda a eliminar toxinas, mejora la circulación y puede estimular la producción de células inmunológicas. Y todo de manera natural.
Por otro lado, cuando nos exponemos a temperaturas frías, como en un baño de hielo, nuestro cuerpo trabaja para conservar su calor interno.
Esta respuesta, aumenta el flujo sanguíneo a nuestros órganos y puede desencadenar una liberación de endorfinas, las también llamadas: hormonas del "bienestar".
Ahora bien, al alternar entre el calor y el frío, desafiamos a nuestro sistema inmunológico de maneras que no experimenta en nuestra vida diaria.
Esta "prueba" puede fortalecerlo y prepararlo para enfrentar enfermedades de manera más eficaz.
Si bien es cierto que no todos tenemos acceso a saunas o lagos congelados, podemos incorporar cambios controlados de temperatura en nuestra rutina diaria. Aquí te dejo algunas sugerencias:
- Duchas alternas:
Comienza tu baño con agua caliente y luego cambia a agua fría durante unos 30 segundos. Repite este proceso varias veces.
- Bolsas de hielo:
Luego de hacer ejercicio, aplica bolsas de hielo en tus músculos. Ayuda a la recuperación y fortalece tus defensas.
- Visita centros de bienestar:
Muchos spas y gimnasios ofrecen baños de vapor y piscinas frías. Es una excelente manera de experimentar con los cambios de temperatura.
En resumen…
Al desafiar a nuestro cuerpo de manera controlada con cambios de temperatura, no sólo promovemos el bienestar general, sino que también fortalecemos nuestras defensas naturales.
Aunque pueda sonar contradictorio, a veces, un poco de estrés (térmico en este caso) es justo lo que nuestro cuerpo necesita para mantenerse en su mejor forma. ¡Inténtalo!
También quiero compartirte otra forma de ayudar a aumentar tus defensas y es: ¡tomar suplementos! Pero siempre verificando que sean de confianza y con ingredientes de origen 100% natural.
¿Qué tipo de suplemento debería de tomar?
La Vitamina C, es de las primeras en las que pensamos y realmente es muy buena pero, ¡también puedes combinarla con otras vitaminas e ingredientes naturales que pueden ayudar a potencializar sus beneficios!
¿Cómo pude ser eso?
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